érase una vez… una monja poppy

este post es más un alarde de atrevimiento más que de ego:

diciembre 2004

Después de hacer de Santa Teresa de Jesús enamorada de Nietzsche en Hotel Pluridisciplinar de Por las Venas Teatro, María Riveiro me propuso ser la monja poppy de su corto. Fue un fin de semana muy divertido y aprendí lo que Sor Citroën predicaba: «dios mola mil porque es amor». Lo mejor, los créditos.

Tras este corto intenté colgar el hábito, pero me propusieron hacer una sesión de fotografía para un anuncio de ropa interior, cambiando el espíritu poppy por la lascivia.  

 

5 comentarios en “érase una vez… una monja poppy

  1. Oye, pero este ramalazo ‘pe’… Chica, espero verte en alguna de esas fotos de la alfombra roja de Cannes… ¡Quién pudiera! Que si una copita de champagne por aquí, que si un poco de caviar por allá. Y ahora una tapita de brie, que para eso es Francia… 😛 Que me ha gustado mucho, vaya. Saludetes

  2. Eh! lo primero, que me ha encantado ver aquí a la monja poppy…
    Lo segundo… no es tan lamentable, mujer… no es la mejor del mundo, pero teniendo en cuenta ese rodaje completamente improvisado (menos el guión… si ves «Grillos», te darás cuenta que lo de escribir monólogos para mis actrices y que los interpreten sin cortes es una constante… qué mala soy).
    Pero nos lo pasamos bien… para mí, fue el primer corto en dos sentidos: el primero que dirigía yo y el primero en el que me lo pasaba bien rodándolo (y en el que mejor me lo he pasado, debo decir… quizás por el rollo kamikaze de no tener nada pensado e ir improvisando [la realización]).
    Que no es un gran corto y lo mejor son los créditos, desde luego, pero muy digno que quedó. Técnicamente muy cutre, pero yo le tengo un cariño especial a mi primer bebé, jiji… Y algún día tendríamos que hacer alguna otra cosa.
    Y ya está, que muchos besitos Jessi Lalá!

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